Enfoque Trauma Informado y Acompañamiento en Neurodivergencias
- Ingrid Ginkgo
- 26 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 jul
Trauma informado: claves y buenas prácticas para acompañar sin dañar
Hablar de trauma no es hablar solo de experiencias extremas o aisladas. El trauma puede surgir de vivencias sostenidas de inseguridad, humillación, rechazo, invalidación o control. Puede ser el resultado de violencias visibles o de silencios persistentes. Puede tener origen en el hogar, en la escuela, en el sistema sanitario, en lo institucional. Y muchas veces, no se nombra, pero sigue operando.
Por eso, cuando hablamos de acompañar a personas —en nuestro caso neurodivergentes— es fundamental contar con una mirada informada sobre el trauma. Un acompañamiento que no tenga esto en cuenta corre el riesgo de revictimizar o perjudicar más a quien ya ha sido herido.
¿Qué es el enfoque de trauma informado?
El enfoque de trauma informado (Trauma-Informed Care, TIC por sus siglas en inglés) no es una técnica concreta, sino un marco de trabajo y relación. Fue desarrollado inicialmente en el ámbito de la salud mental, pero hoy se aplica también en educación, intervención social, justicia, atención comunitaria, y otros espacios que trabajan con personas.
Este enfoque parte de una premisa clara: muchas personas que llegan a los servicios han vivido experiencias traumáticas, incluso si no están diagnosticadas o visibilizadas como tales. Y esas experiencias pueden influir en su comportamiento, comunicación, confianza y forma de vincularse.
Por tanto, acompañar desde un enfoque trauma informado implica reconocer el impacto del trauma y ajustar nuestras prácticas para no volver a herir.
¿Por qué es importante?
Porque el acompañamiento, aunque esté bien intencionado, puede hacer daño si no se realiza con conciencia del trauma.
Preguntas invasivas
Ritmos que fuerzan
Juicios sobre las respuestas emocionales
Malinterpretación de mecanismos de defensa
Invisibilización del contexto
Todo esto puede activar nuevamente la sensación de peligro o desprotección, generando situaciones retraumatizantes.
Principios que guían una práctica trauma informada
Según la agencia SAMHSA, toda práctica trauma informada se sostiene en estos pilares:
Seguridad: física, emocional y relacional. Espacios donde no haya amenaza ni exposición forzada.
Confianza y transparencia: explicar lo que se hace, respetar límites y tiempos, construir una relación clara y predecible.
Apoyo y colaboración: las decisiones se toman junto a la persona. Se reconocen sus formas de saber y de afrontar.
Voz y agencia: cada persona tiene derecho a decidir sobre su proceso. No se impone ni se obliga.
Apoyo entre pares: promover redes y espacios horizontales donde compartir la experiencia propia sin juicio.
Atención a lo cultural, histórico y estructural: reconocer que el trauma también es colectivo, y se vive de forma distinta según género, origen, clase, neurodivergencia, orientación, etc.
Buenas prácticas: acompañar sin reforzar el daño
Una buena práctica informada en trauma no se define solo por el resultado, sino por cómo se construye el proceso. Algunas claves:
Ajustar el ritmo y la forma de la intervención según la necesidad real, no la expectativa externa.
Cuidar el lenguaje: sin etiquetas que invalidan, sin presionar a nombrar lo que aún no puede decirse.
Crear estructuras de contención claras, no ambigüedades.
Estar disponibles sin invadir.
Escuchar sin patologizar.
Reconocer las estrategias de supervivencia como formas válidas, incluso si ya no son funcionales.
No suponer que lo que sirve para una persona, sirve para todas.
¿Quiénes deberían formarse en trauma informado?
Cualquier persona que acompaña procesos debería contar con formación específica sobre trauma, especialmente en contextos donde ya ha habido vulneración:
Docentes y profesionales educativos.
Terapeutas y profesionales de la salud.
Agentes sociales y jurídicos.
Facilitadoras comunitarias.
Acompañantes familiares o guías de crianza.
Instituciones que diseñan o evalúan políticas de atención.
El trauma no desaparece por no nombrarlo y acompañar sin saber cómo opera puede reforzarlo. Por eso, formarse en trauma informado no es un añadido: es una responsabilidad ética.
📚 Para saber más
SAMHSA (Substance Abuse and Mental Health Services Administration)
Concept of Trauma and Guidance for a Trauma-Informed Approach (2014)
htps://library.samhsa.gov/sites/default/files/sma14-4884.pdf
Fallot, R.D. y Harris, M. Trauma-Informed Services: A Self-Assessment and Planning Protocol (2006).
Shawn Ginwright
The Future of Healing: Shifting from Trauma-Informed Care to Healing-Centered Engagement (2018).
—
Por Mi Lente Neurodivergente
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