¿Conflicto o Acoso? Cómo identificar y actuar en Infantil (3 a 6 años)
- Ingrid Ginkgo
- 14 jun
- 3 Min. de lectura
En las aulas de Infantil muchas veces se normaliza el rechazo sistemático o el aislamiento. Identificar cuándo estamos ante un conflicto y cuándo se trata de una dinámica de acoso es clave para proteger el derecho a pertenecer.

¿Qué es un conflicto entre iguales?
Un conflicto sano y puntual es parte del aprendizaje social. Se considera conflicto cuando:
Ocurre entre niñas y niños con igual nivel de poder o habilidades.
Ambas partes se expresan (aunque sea con gritos o rabia).
Es un hecho ocasional, sin intención sostenida de dañar.
Se puede reparar con mediación o acompañamiento emocional.
No deja consecuencias emocionales duraderas. Ejemplo: Mateo y Sara quieren la misma pala. Se empujan, discuten, y ambos se enfadan. La educadora acompaña, y luego pueden volver a jugar.
¿Cuándo deja de ser un conflicto? Señales de alerta:
Si se repite una y otra vez con la misma niña o niño.
Si hay rechazo sistemático, burlas, exclusión o comentarios despectivos.
Si hay un grupo dominante y una persona que siempre queda fuera.
Si la persona afectada empieza a aislarse, tener miedo o negarse a jugar.
Si hay desequilibrio de poder (por lenguaje, habilidades, liderazgo, neurodivergencia, otras minorías).
Si los adultos justifican lo que ocurre como "normal" o "cosas de la edad" sin intervenir. Ejemplo: Martina intenta integrarse en el rincón del juego simbólico donde suelen jugar tres compañeros de forma estable: Julia, Nora y Leo.Cada vez que se acerca, la miran y le dicen "tú no puedes", "no sabes jugar", o directamente se colocan delante de ella para bloquear el paso. A veces la empujan levemente.Esto se repite a lo largo de varias semanas, y cuando la docente lo observa, los niños dicen "es que ella siempre quiere romper todo" o "es que no habla bien" o simplemente dicen que no quieren jugar con ella.
Entonces, ¿puede haber acoso en Infantil?
Sí, puede haber dinámicas de acoso o exclusión sostenida, aunque no se usen etiquetas "jurídicas".Lo que importa es que el daño es real, y dejarlo pasar puede cronificar una situación de vulnerabilidad.
Cómo actuar desde la escuela
Observar con intención:
¿Quién queda fuera? ¿Quién decide a qué se juega? ¿Quién valida o rechaza?.
Escuchar sin juzgar:
Si una familia, una niña o un niño dice que “no quiere ir” o que “le dicen cosas feas”, es motivo de atención.
Intervenir desde la relación, no desde la culpa:
En lugar de regañar al grupo, se trabaja sobre la empatía, la reparación, la inclusión activa.
Registrar patrones:
Anotar situaciones que se repiten. Esto ayuda a objetivar si hay reiteración o impacto emocional.
Informar y colaborar con la familia:
Si se detecta sufrimiento o rechazo persistente, hay que informar a la familia afectada y también a la del grupo que excluye.
Poner el foco en el entorno, no en la víctima:
La pregunta no es “¿qué le pasa a esta niña para que no encaje?”, sino “¿qué necesita este entorno para ser más justo y accesible?”.
Qué pueden hacer las familias
Validar el malestar:
Si tu hijo o hija dice que no quiere ir a clase, no minimices. Investiga con respeto y confianza.
Recoger información sin sesgo:
Pide reuniones con calma, sin acusar, pero con claridad: “Hay algo que está afectando a mi peque y quiero entenderlo.”
Solicitar intervención:
Puedes pedir que se observe la dinámica del grupo, que se trabaje la inclusión o que se activen protocolos de convivencia.
Si es neurodivergente, hay que recordar el marco legal:
Las escuelas tienen obligación de evitar entornos excluyentes, y eso incluye intervenciones específicas según las necesidades de cada peque (derechos del menor). Aunque esto no siempre se cumple.
"El acoso no empieza en la adolescencia: a veces se siembra en la indiferencia cotidiana de la infancia."Intervenir a tiempo es proteger el derecho a pertenecer.
A veces necesitamos acompañamiento para acompañar. Estoy aquí si lo necesitas.
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